22/11/2024

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Utiliza Marina dron para tratar de ubicar “al marro” en el Bajío

Durante algunas madrugadas en los últimos días de marzo y lo que va del mes de abril, en ocasiones un ruido muy tenue atraviesa el cielo celayense. Es un leve zumbido, a veces casi imperceptible que rompe la tensa calma de las noches. Va, desparece y al paso de algunos minutos vuelve a escucharse, pero no se observa nada en el cielo.

Se trata de uno de los tres drones que la Marina Armada de México tiene y que ha desplegado en el Bajío para tratar de ubicar a uno de los hombres más buscados en la actualidad, José Antonio Yepez “el marro”, líder del cártel de Santa Rosa de Lima.

Estas aeronaves de vigilancia no son los pequeños aparatos con 4 juegos de hélices que llevan una cámara de alta definición al frente. Más bien asemeja una avioneta no tripulada y controlada a distancia con una capacidad de vuelo de hasta 16 horas de manera sigilosa y casi invisible.

Son fabricados en California, Estados Unidos por la empresa Arcturus. Las cámaras son de alta resolución con capacidad para alcanzar grandes alturas de manera silenciosa, lo cual les permite rastrear a integrantes del crimen organizado sin ser detectados.

El modelo utilizado por por la Marina a partir de agosto del 2016 es el Arcturus T-20, considerado un avión de rango medio no tripulado, de tres metros de largo por uno de alto, con un peso de 84 kilos y equipado con una cámara retráctil estabilizada de manera digital, electroóptica e infrarroja que transmite video en tiempo real a una altura de hasta 7 mil 100 metros.

Tiene también un motor de gasolina de cuatro tiempos con inyección de combustible y quema de dos libras por hora de vuelo, capaz de aterrizar en caminos de tierra, hierba, desierto o grava. Puede volar a 139 kilómetros por hora hasta por 16 horas continuas en un rango de 120 kilómetros desde el centro de mando. Además puede despegar de manera vertical gracias a los 4 motores eléctricos adicionales instalados en soportes bajo las alas.

En Baja California, la Marina empezó a utilizar este tipo de aparatos en 2016 para la vigilancia y protección de la baquita marina y la detección de pescadores furtivos del pez totoaba en el alto golfo de California.

Posteriormente los integraron a actividades en tierra y  han sido de gran utilidad para detectar domicilios, casas y ranchos de grupos delictivos, vigilancia en ductos de Pemex, y ha ayudado a desarticular bandas de secuestradores  al identificar la entrega de las víctimas y seguir a sus captores para su detención.