Celaya, Gto., 06 de agosto del 2020. El cambio a semáforo naranja que les permite trabajar a un 50 por ciento de la capacidad y con estrictas medidas sanitarias, pudo haberse implementado desde antes para tratar de evitar pérdidas económicas que hasta el momento han afectado en gran medida al sector restaurantero en Celaya
Así lo consideró el presidente de la Cámara Nacional de la industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (CANIRAC) en el municipio, Ernesto Usabiaga
“Es algo positivo, el gremio lo ve con una carga optimista pero creo que nos tardamos en hacerlo”.
Explicó que tras cinco meses de haber cerrado las puertas por la suspensión de actividades debido a la pandemia del coronavirus, y luego un regreso parcial donde sólo se podía atender a un 30 por ciento de la capacidad del total de lugares en los restaurantes y hasta las 9 de la noche, fue un duro golpe económico que se sumó a la competencia desleal que las autoridades no pudieron frenar: los comercios informales de comida.
“A medida que pasa el tiempo se va haciendo cada vez más crítico. Hubo tolerancia al 30 por ciento de capacidad y hasta las 9 de la noche en semáforo rojo sí generó algo de economía, pero desgraciadamente los comercios informarles siguen abriendo y tienen más afluencia que los que nos apegamos a las buenas prácticas de salud y de mesa sana, por eso invitamos al público que favorezcan en los establecimientos que invirtieron, que siguen las buenas prácticas y cuidan a sus comensales y tratar de evitar salir a lugares donde corren un riesgo innecesario”.
En relación a las afectaciones al sector restaurantero en Celaya hay algunos lugares que tuvieron que cerrar porque no pudieron soportar la carga económica sin ingresos, mientras que otros tantos han adoptado medidas drásticas para tratar de reducir costos, como “la cocina fantasma”, la cual consiste en reducir personal de cocina, con ello también el menú y trabajar sólo con los platillos con más demanda.
“Sí hemos tenido indicadores de que han tenido que cerrar pero estamos hablando de 2 ó 3 restaurantes. La mayoría trabaja con muy bajos números, con el costo operativo al mínimo pero siguen activos. Lo que se ve ahora es lo que se llama la ‘cocina fantasma’, lo cual significa que la actividad de preparación de alimentos sigue pero con poco personal, con bajo costo, servicio a domicilio y en eventos especiales. Incluso no nada más en restaurantes familiares sino también en grandes cadenas para minimizar el costo de operación”.
Por lo pronto, con la autorización de poder trabajar al 50 por ciento de capacidad y hasta las 11 de la noche, los restauranteros esperan que el semáforo naranja pueda extenderse más allá de la fecha establecida por las autoridades estatales del 9 de agosto, con la finalidad de empezar a recuperar clientes, con ello el consumo, y por ende las pérdidas que les trajo la suspensión de actividades.
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