Son las 4 de la tarde de este miércoles 06 de mayo y a pesar de algunas nubes en el cielo, el calor que refleja el pavimento es abrasador, por momentos desesperante sentir el aire caliente. Aún así don Ángel Benavides no se inmuta, permanece sentado bajo una sombrilla debajo de la banqueta y escucha el radio en un viejo aparato que lleva consigo mientras espera, en medio del desierto urbano, la llegada de un cliente. Vende Bon-Ice.
Desde hace algunos días se instaló en la esquina de Quintana Roo y Fuente de la Concordia en avenida Las Fuentes ante el cierre de las escuelas por la pandemia del coronavirus y más reciente por el cierre de comercios y espacios públicos en la zona centro, sus principales puntos de venta.
“Salgo de mi casa allá por avenida Constituyentes y estoy aquí de 9 de la mañana a 5 de la tarde. Ahorita han bajado las ventas desde que cerraron las escuelas por esta enfermedad, luego el centro y por eso me vine para acá. Somos 4 en mi casa y tengo que llevar algo para que podamos comer”, mencionó enfundado en el característico traje azul de esta marca de helados en forma de “bolis”.
Poco sabe del coronavirus y la manera que se contagia, por eso no usa cubrebocas aunque tampoco está muy dispuesto a usarlo, pues “esas cosas son incómodas”.
Los bolis son de 4, 5 y 6 pesos, depende del sabor y del tamaño. Dice que “no le va tan mal” a pesar de la pandemia y de la contingencia sanitaria porque de repente se paran las personas en su coche para comprarle a sus hijos, aunque extraña instalarse afuera de las escuelas y esperar la salida de los niños para vender un mayor número de helados.
“Ya estoy esperando que regresen los niños a la escuela, pero no me quejo. Sí he vendido, no como antes pero me va bien”, comentó el hombre de 68 años mientras esboza una leve sonrisa en una clara señal que no pierde la fe, la esperanza, el optimismo y sus ganas de salir adelante.
En los últimos días se ha instalado en el cruce de las vías de Quintana Roo y Fuente de la Concordia, pero cambia de lugar dependiendo de sus fuerzas y si tiene clientela.
‘Bon-Ice’ le ofrece una ganancia de apenas centavos por cada pieza vendida, por eso debe recorrer muchas calles para llegar al lugar que considera adecuado y poder sacar un ingreso modesto cada jornada.
Antes de la pandemia un “buen día” podía llegar a obtener hasta 120 pesos, pero desde que inició la contingencia es incierto. Aún así no pierde el optimismo: “¡me va bien!, no me quejo”, señaló.