Celaya, Gto., miércoles 26 de abril del 2023. Un día como hoy, hace 37 años ocurrió la peor catástrofe nuclear en la historia de la humanidad debido a una serie de errores de operación y fallas en el diseño: la explosión del reactor número 4 en la central de Chernóbil en Ucrania, en ese entonces parte de la Unión Soviética.
El 26 de abril de 1986 a la 1:26 de la madrugada, ocurrió una explosión que vertió a la atmósfera cantidades letales de dióxido de uranio, carburo de boro, óxido de europio, erbio, circonio y grafito. Las consecuencias irreversibles para el ambiente en cientos de kilómetros a la redonda, obligó a la evacuación definitiva de las ciudades de Chernóbil y Prípiat y una masiva evacuación temporal de Kiev.
La cantidad de radiación en la zona la ha vuelto inhabitable durante los próximos cien mil años.
Una cadena de errores de operación y trágicas casualidades hicieron que una operación de rutina se saliera de control. Para el viernes 25 de Abril estaba programada una prueba de seguridad que consistía en comprobar si la inercia de las turbinas del reactor podía generar suficiente electricidad para las bombas de refrigeración en caso de fallo en el suministro eléctrico hasta que arrancaran los generadores diesel.
Para ello se había capacitado al personal matutino de la planta, el más preparado. Para el éxito de la prueba se debía cerrar el sistema de refrigeración de emergencia para que no actuara automáticamente. Poco antes de la hora señalada para la prueba llegó un pedido de Kiev para que la planta no se apagara ya que la ciudad necesitaba mil 600 Megavatios para satisfacer la demanda de energía en un día laboral.
Por ello la prueba se retrasó para las primeras horas del sábado 26 de Abril, con lo que el personal capacitado dejó su lugar al de guardia nocturna que no había ensayado los pasos y solo se guiaría por un protocolo escrito. Esto fue el primer paso hacia el desastre.
Cerca de la 1.20 de la madrugada se inició la prueba, para ello la potencia del reactor se bajo a 200 MW y se cortó el suministro eléctrico por 40 segundos. Sin embargo, en el interior del reactor ya había una reacción química por la baja generación de energía desde horas antes: exceso de gas xenón al interior del reactor.
Al iniciar la prueba y retirar poco a poco cada una de las 300 barras de combustible nuclear, con el exceso de xenón el reactor se “ahogó” y bajó de manera drástica la generación de energía en las turbinas de vapor. Las lecturas espantaron a los operadores y decidieron volver a meter las barras para calentar el agua y volver echar a andar las turbinas con el vapor, pero no había agua fresca que circulara en el reactor para ayudar a enfriarlo porque el motor diesel no alcanzó a arrancar.
El exceso de vapor en el reactor incrementó la presión en el mismo y con ello la generación de energía hasta los 3 mil Megavatios. Los operadores activaron el interruptor de emergencia que consiste en introducir barras de Boro para neutralizar la reacción química del material radioactivo. Solo que había un error en el diseño de este tipo de plantas rusas: las barras de emergencia de Boro tenían en la punta grafito, el cual acelera la reacción del material nuclear. Cuando ingresaron al núcleo provocó una fusión nuclear y estalló el reactor, dejando expuesto el núcleo que ardió de manera incontrolable con la entrada de oxígeno.
Los gases tóxicos liberados a la atmósfera superaron 500 veces los de Hiroshima, se calcula que 400 mil personas estuvieron directamente expuestas a la radiación y más de 5 millones en varias partes del mundo se vieron afectadas a dosis por encima de lo tolerable.
A pesar de la construcción de un “sarcófago” de hormigón que hoy cubre el reactor, 250 mil personas no pudieron volver a sus hogares ya que los niveles de “Estroncio” y “Cesio” en el suelo afecta todos los vegetales y por ende en la cadena alimenticia de todos los animales, estos efectos tardarán 100 mil años en disiparse.