06/10/2024

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Aburto cumple condena en Guanajuato por asesinato de Colosio en 1994

Celaya, Gto., jueves 23 de marzo del 2023. La información oficial asegura que un 23 de marzo de 1994, pasadas las 7 de la noche hace 29 años, un hombre en solitario se acercó entre la multitud y disparó a la cabeza del entonces candidato a la presidencia de la República por el PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, quien falleció a las pocas horas en un hospital de Tijuana.

Ese “asesino solitario” es Mario Aburto Martínez, quien actualmente se encuentra recluido en el Centro Federal de Readaptación Social 12 ubicado en el municipio de Ocampo, en la zona norponiente de Guanajuato. Ahí cumple la condena que le impusieron las autoridades en octubre de 1994 por 45 años. Es decir, según la sentencia saldrá libre hasta el 2039.

Tras el magnicidio en Lomas Taurinas, Baja California, “el asesino solitario” ingresó en 1994 al penal de Almoloya o Altiplano en el Estado de México, después lo trasladaron en 2017 al penal Huimanguillo en Tabasco, y por último en 2021 lo trasladaron al penal federal número 12 en Ocampo Guanajuato.

Vista aérea del Centro Federal de Readaptación Social en Ocampo, Guanajuato

Al poco tiempo de ser trasladado a Guanajuato, Mario Aburto a través de sus abogados solicitó su traslado al Centro Federal de Readaptación Social “El Hongo” en Baja California. Incluso la Comisión Nacional de los Derechos Humanos también solicitó su traslado para que estuviese más cerca de su familia (sus padres viven en Los Ángeles, California) y por las denuncias de malos tratos que recibía en el penal guanajuatense.

Sin embargo en 2022 le fue negado el traslado, bajo el argumento de que en Baja California no hay cárceles para reos “de alta peligrosidad” como se le ha catalogado a Aburto Martínez, por lo que su traslado no se concretó y permanece en territorio guanajuatense.

Ante ello, el acusado solicitó ahora se revise su caso, pues asegura que fue sentenciado en base a una serie de confesiones que él llegó a dar en 1994 bajo tortura y presión psicológica de las autoridades federales de ese entonces.

Una de las pruebas más fehacientes es que a él se le atribuye haber disparado en dos ocasiones a Colosio: una en la cabeza y otra en el estómago. En un principio confesó que él había sido el responsable, pero las balas son de diferente calibre. Es decir de dos armas y él, presuntamente, solo llevaba una pistola consigo.

Hasta el momento, la revisión de su caso por tortura avanza muy despacio.