26/11/2024

Tabloide News

Periodismo digital

Michelada, invento del potosino Michel Esper

Celaya, Gto., lunes 22 de enero del 2024. Cerveza, hielo, limón, pimienta, sal, jugo Magui, Salsas Inglesa y Valentina, una mezcla que le encantaba a Don Michel Ésper originario de Ciudad Valles, San Luis Potosí, sin saber lo que pronto estaría por crear.

Y es que el potosino Michel Esper acudía a un club deportivo de la capital de su estado para convivir con amigos, jugar tenis y beber una cerveza.

Se dice que un día, aburrido de siempre tomar lo mismo, añadió a su mezcla más limón y salseo, dándole un sabor único y así nació en honor a su creador la deliciosa bebida que se le llamó “Michelada”.

Días después, Michel acudió a una fiesta en la que comenzó a preparar la bebida al cantinero, a quien también le gustó el sabor, por lo que terminó poniéndola en el menú bajo el nombre de “michelada”.

En un video de Miche Mix, empresa especializada en mezclas para hacer esta bebida, destaca una entrevista a Michel Esper, quien se presenta como el “inventor de la michelada”.

Esper relata que en ese entonces le gustaba mucho ir al club a jugar tenis. Un día después de una fiesta llegó al lugar con “una sed salvaje”, así que se fue directo al bar con su amigo cantinero, Fidel Saldívar Cárdenas, quien le dio una cerveza que no estaba fría.

Esper le pidió un vaso ‘jaibolero’ con dos hielos, un limón y el salero: “yo con mis propios dedos exprimí la mitad, le aventé sal a mi gusto, mis salsitas picantes, después las oscuras, cerveza clara… el trago de medio vaso, deliciosa”.

“Este hombre tiene historia aquí”, dice en el video el cantinero Fidel, “vino a inventar la michelada”. Mucha gente acude al deportivo de San Luis Potosí con la curiosidad de si ese es el lugar que vio nacer a una de las bebidas más populares del país.

“De eso se trata la michelada: que te sepa entre agrio, saladito, picosito y que detectes que es el sabor de tu cerveza”, dice Esper. “Se siente muy bonito porque hice aparecer en el mapa mundial a San Luis Potosí, ¡qué orgullo!”.